Valoriza tus fracasos, gracias a ellos alcanzarás el éxito
¡Qué simple sería la vida si cada vez que sucumbimos en un derrotero de lágrimas y preocupaciones porque nuestros negocios o planes no han salido tal cual lo esperado pudiéramos comprender cabalmente que cada pequeño o gran tropezón, cada puerta cerrada o oportunidad desaprovechada no son otra cosa que la antesala del tan deseado logro! Las mayores conquistas en el mundo, ya sea de los negocios o en lo personal sólo se obtienen luego de haber fracasado y perdido en innumerables situaciones. Este fenómeno tantas veces replicado por diversos libros y profesionales tiene una explicación empírica y tangible que explica la verdadera razón del porqué de los fracasos se aprende y se gana.
La respuesta es la superación.
Cuando una persona logra superarse y trasgredir los límites y barreras de la propia psiquis es cuando consigue elevarse y avanzar hasta concretar los objetivos planteados a todo nivel. Pensemos en como ha ido evolucionando la humanidad desde tiempos recónditos. Al hombre con su razón cartesiana a cuestas se le pueden endilgar millones de errores, desvíos y hasta miserias, pero siempre persistió en su intento de mejorar y superarse. Desde el fuego y las rocas, hasta la tecnología moderna.
Ahora bien, ¿qué diferencia entonces a un hombre realizado en su negocio o profesión de uno que sobrevive sin mayores aspiraciones que llegar a fin de mes?
Aquí es cuando la cuestión se pone realmente interesante, porque la teoría y las frases hechas son de público conocimiento y bastante bonitas pero el quid de la cuestión es lograr traspasar la barrera conceptual para aplicar en la realidad tantas intelectualidades plasmadas en una vieja página o en tu nuevo e-book.
A continuación te brindamos 3 tips para pasar de la teoría a la práctica y superarse.
1.- Perder la batalla contra el miedo.
Sí, ese persistente fantasma que desde muy chicos ya nos atormentaba con nuestra imagen física, nuestros amigos y la aceptación social, es el mismo que ya entrados en la adolescencia comenzó a actuar en nuestras decisiones de pareja, estudios, relación con nuestros padres y la propia aceptación. Pero no conforme con lo logrado, el miedo nunca para, y ya de adultos nos decía que debíamos trabajar en un empleo estable, conseguir un sueldo fijo porque caso contrario podríamos caer en la mayor de las desgracias.
El miedo como verán, es el mayor obstáculo paralizante que una persona debe enfrentar en el camino a la felicidad y el éxito.
Tememos, porque así nos enseñaron a vivir. Tememos porque nuestros padres y abuelos han temido en infinitas oportunidades, y porque además el miedo forma parte de nuestro organismo y nos preserva de situaciones límites en caso de ser necesario. Entonces la solución no es erradicarlo ni mucho menos pretender que no ha existido. La solución es entender y vencer nuestros miedos cuando no nos permiten crecer, cuando nos mantienen atados a una vida que no es la que deseamos, a un negocio o empleo que no nos genera la emoción que necesitamos.
Vencer el miedo implica entender que los fracasos nos impulsan al éxito porque no existe mejor forma de aprender y descubrir que mediante el error. Recuerden como aprendieron a andar en bicicleta, a manejar o a bailar. Seguramente aprendieron cayendo.
2.- Persistir en lugar de declinar.
La voluntad no es una cualidad que algunas personas poseen y otras no.
La voluntad es un ejercicio de prueba y error que nos va conduciendo con hilos invisibles a la mejor versión de nosotros mismos.
Persistir no significa intentar una y mil veces las mismas acciones con resultados negativos, persistir significa por el contrario mantener intacta la idea a concretar e ir buscando diferentes escenarios hasta encontrar el indicado para llevarla a cabo. En los negocios quien no tuvo fracasos previos rara vez alcanza el éxito. Podriamos citar desde Henry Ford, hasta Woody Allen o emprendedores más cercanos a nosotros como el dueño de su propia empresa de diseño gráfico o indumentaria de autor, pero sin dudas todos ellos han fracasado muchas veces antes de conseguir sus propósitos. Lo único que los distingue es que siguieron fieles a sus ideales y convicciones en lugar de tirar los esfuerzos por la borda y deprimirse.
3.- El fundamental equilibrio.
Cuando se habla de victorias o éxito y se lo relaciona directamente con la felicidad se están omitiendo factores indispensables que pueden llegar a hacer tambalear la ecuación. Un éxito laboral no conlleva a la felicidad si no se ha trabajado previamente en un balance entre la vida particular, interior y profesional. Como tampoco es felicidad enamorarse y encontrar aquella persona que nos hace ver el mundo desde una perspectiva más alentadora y pasional. Porque el amor dura poco cuando uno mismo no se encuentra en equilibrio en todos los aspectos de su propia existencia. Por ello, antes de encontrar esa perfecta armonía que nos conducirá a nuestros sueños, es casi inevitable haber pasado antes por fracasos amorosos, empresariales, laborales y de toda índole.